Dolores – Huracán F3 – 15/4/2016
(Dolores, por Roberto Sari Torres) Un huracán de 300kilómetros a la hora en la pared rotatoria del viento “tornado” de quizá medio kilómetro de ancho, dejó un reguero de más de 3 kilómetros de destrucción masiva al cruzar Dolores de largo a largo y como consecuencia de la interacción del imponente vienco conel suelo barrido por su espiral. Dejó en todos un sentido desolado de falta de ejecutividad en su protección ante la inclemencia de la lluvia y el frío que siguió al huracán. Hay también en todos un innominado temor por el futuro, de tristeza al ver sus casas destruidas y las ruinas de la querencia querida: casi 155 manzanas derrumbadas y tal vez 1900 viviendas afectadas; casi 300 en el sueño no quedando más que cascotes; otras 800 muy dañadas (en más o menos, son cifras aproximadas).
El fenómeno ocurrió entre las 16,14 y las 16,17 horas; 3 minutos letales que plantó en todos la opresión de una duda por el porvenir que, por lo vivido puede ahora bajar de las nubes con poder mortal sobre lo humano, propio del planeta que sin previo aviso baja de “joda” entre nosotros los que vivimos bajos sus nubes.
Fundo este temor en que jamás una fuerza 3 cruzó una pradera de Sudamérica. Alrededor de 160 manzanas fueron golpeadas sin clemencia; hasta Paso de la Arena, donde todavía viven algunos de la décima generación de los “canarios” Pagés de 1830, que se asentaron allí a 5 kilómetros del centro.
Se vio una vaca pasar volando rubo a “la Paraguaya”; a un caballo caer faltándole un “remo”; autos encima de las casas; techos y todo tipo de muebles, aparatos, ropa cobijas, integrando la rugiente pared circular del imponente ciclón. A 70 kilómetros al Este hay documentos de origen doloreño en los campos y montes limítrofes a Flores; cosas de la vida y del Hombre que el viento se llevó, quizá para siempre. Hubo carros que volaron y atrás una bicicleta;muchos heridos y fallecidos, 3 en el Barrio Calvo (una de ellas fue mi hermana Celina, al demoler el huracán la vieja casa paterna donde ella residía=.
Fueron 3 minutos inexplicablemente pachorrientos en la estera del reloj. En las tragedias parece que el tiempo pasa más lento en el radar de la conciencia del involucrado, en el incidente caótico de un gran tornado. En medio de una gran tragedia, la percepción de la realidad parece distorcionada; quizá por efecto caótico y brutal de un aumento de la entropía (el desorden de un conjunto, antes más o menos ordenado previsiblemente y ahora no).
Ahora sabemos lo que nunca imaginamos podría suceder, o pudo haber ocurrido en tiempos sin la memoria escrita. Es de suponer que hay que repensar cómo hacer más resistente a las viviendas en las que habitamos, el silo, el galpón, los puentes, Hospitales, centros de Enseñanza, las carreteras mejor transitables en sus bajíos; mejor ordenamiento urbano, con ninguna vivienda bajo la cota de máxima creciente, 7,64 mts (desde 1940). De abril de 1959 a hoy han pasado 57 años exactamente, pero cada vez que la naturaleza golpea trágicamente como aquella vez a los pueblos del Uruguay, el Estado parece que no tiene protocolo antecesor con el que salir , surtido rápidamente con todo lo necesario para combatir la adversidad y las desgracias que a la gente le cae encima durante el proceso de desarrollo de tan feroz evento climático como el huracán del 15 de abril, que demolió Dolores en 3 minutos. Con filo rotativo, de màs de 300 kilómetros por hora, del viento rugiendo en la pared del ciclón (el párpado del ojo del tornado). Algo tan feroz; aún así la chambonada, hasta el 2 de mayo de 2016 por lo menos, le iba ganando con pachorra a alguna solución a los que, desolados, velaban en los escombros en que habían quedado reducidas sus casas.
En la noche lluviosa y fría lo importante era contar con 100 metros cuadrados de nylon con los que tener cobertura, provisoriamente para tantos doloreños abrumados de amargura, de pobreza y de tanto pasarlo mal.
Desde el gobierno y la intendencia, sorprendidos por la magnitud de la tragedia y sin referencia de algo similar, no tenían respuestas inmediatas. Todo era caos lógicamente y por eso quizá se notó la falta de organización y mando sobre la marcha de lo inmediato. El F3 hizo volar los libretos para episodios menos dañinos de la naturaleza.
No había antecedentes, guías, ni recuerdos de cómo enfrentar las consecuencias de l paso de un tornado que dejó a su paso, el 42% de la malla urbana destruida. En esa malla el viento sopló sobre un total de 2500 edificaciones, estimo.
Esto hace que el 68% de ellas fuera víctima de la fuera , dos de cada tres.
Por la calle Lavalleja un auto rumbo al NE huía delante del tornado. Al alcanzarlo, el padre abraza a sus dos hijos. En la esquina de la Escuela Nº 102, el F3 sacude y aporrea al auto contra el suelo. Los tres son violentamente despedidos, uno de los niños fue “volado” hasta 50 metros más allá. Hoy los tres están recuperándose felizmente.
La séptima víctima (y la tercera del Barrio Calvo) falleció el 4 de mayo porque nunca pudo recuperarse del traumatismo emocional de ver cómo el viento se llevó por el aire a su casa y al puestito que era su único medio de vida.
Al final 19 días después el corazón paró su latir angustiado. El gran asesino F3... Siempre tendrá cuentas pendientes pero ya nunca se las podremos cobrar... indominable y cruel verdugo de vida como lo fue de las otras seis antes que ésta. Es el mismo fenómeno de otros cielos de este maltratado planta Tierra; fenómeno de interacción aitre, agua y suelo firme manifestándose en sus más agudas cualidades aniquiladoras de vida y civilización, con nada más que un soplo. El plantea siempre está evolucionando y cambiando, y lo seguirá haciendo sin parar... pero el Estado debe estar preparado para responder rápidamente ante la gente a la intemperie con equipos de trabajo, guiados por el mandato artiguista de que los más infelices sean los más privilegiados del resultado del trabajar en desastre.
Este tipo de tarea,más allá de control y oficina, requiere de técnicos, semitécnicos y obreros baqueanos en el corazón de la reconstrucción.
La otra lección para anotar es que en días de tragedia no se puede hacer “oficinismo” ante gente abrumada por la misma, herida, con alguien de la casa en emergencia de un hospital o sanatorio de algón otro lado; alguien que muere por lo; dinero, documentos, animales y aves, etc... y poner atención en manijeros u oportunistas de cualquier extremo. Alguno quiso intentarlo, desesperado en “echarle” la culpa del tonado a “uno solo” del Uruguay.
Como por los general estos fenómenos son planetarios, oscuros de tragedias, no tienen dueños que los fabriquen y nadie sabe dónde y cuándo golpearán.
Como el gran remolino F3 en los primeros veinte días hubo algunas confusiones que remolineaban en qué hacer, metidas de pata, tal vez chambonadas y errores, como que hubo excesos, de síndrome oficinesco, al punto que el sorteo de obreros para inicios de la reconstrucción de la ciudad, por errores de un funcionario a cargo, se debió hacer dos veces para los que habían quedado de lado por error del primer sorteo.
A un mes del huracán queda que en 60 años han soplado varios ventarrones muy fuertes y tornados chicos de corto recorrido y daño muy localizado.
Sería de estudiar el tema del sistema de alerta temprana de este tipo de fenómenos atmosféricos que van por ahí, barriendo del planeta tod olo que la ciudad sansalvadoreña reconoce, calles del centro y de los barrios. El camino del tornado; el callejó de la ruina está ahora por los obreros y vehículos de carga, una urdimbre de múltiples tareas, y ocupa hoy lo que el viento del 15 se llevó. En ese trepidar de asuntos y tareas se va retemplando el alma doloreña, alma que guardará por siempre el gesto de la inmensa solidaridad que inmediatamente después del tornado cayó sobre la ciudad, para cobijarla de la desolación. Fue como sentir el largo abrazo de la humanidad, reponiéndonos como tal y como siempre, entre las demás ciudades de la Tierra.
Como en el ibisco tumbado por el viento, la esperanza XIX, el del Liceo Nº 1, el Liceo Nº 2 (viejo Hotel Alvante San Salvador) fue demolido hasta el cimiento; el Hospital quedó muy afectado, de la Iglesia Evangélica sólo quedó parada la puerta principal. Pero “el chalé de Paseyro” de Avenida Asencio, centro isurgente de los revolucionarios comandos doloreños que irían hasta Paso Morlán a combatir la tiranía de Terra el 28 de enero de 1935, este histórico y bello chalé, quedó de pie. También quedó en pie el Reloj municipal frente a Plaza Constitución... y en ésta la hermosa estatua alegórica de “la acción de Dolores” (21/4/1825), aunque en el combate con el huracán quedó sin espada, sigue erguida desafiando al Pampero porque la espada a su mano volverá. Que su presencia nos inspire a resistir el dolor y la nostalgia por la bella Dolores que fue antes del F3 del 15 de abril de 2016.