Nerina Bionda, integrante de la bancada del Frente Amplio en la Junta Departamental de Soriano, hizo una intervención durante la sesión cumplida este lunes, refiriéndose a la denominada Marcha del Silencio.

Sr. Presidente:

Desde este honorable lugar, que el Pueblo nos ha investido, no podemos dejar pasar el reconocimiento a los detenidos desaparecidos, sus familiares y  sus amigos de nuestro país y de Soriano en particular.

Se nos ha hecho muy cotidiano el lenguaje de “detenidos desaparecidos”. 

Los números están, están las estadísticas, de cuántos, dónde y cuándo, pero de algunos… Buena parte de la ciudadanía conoce y se solidariza con la desaparición, la trágica muerte de un sexagenario Maestro y su macabra “aparición”.

Por años nos hicieron creer, que “tal cosa” no existía, lo expresaban impunemente las autoridades civiles, que eran lavados de cerebro que se les hacía a los jóvenes desde la izquierda para reclutarlos para sus filas. Desafortunadamente  aquel tema ocultado por los jerarcas, pero  difundido por el pueblo con  lo más honrado de su conciencia, es verdad, las garras más afiladas del Plan Cóndor, se clavaron en los más desinteresados, en aquellos que viendo las injusticias sociales a que eran sometidos los más indefensos, los más débiles de la población, todas las veces por no haber heredado riquezas ¿en qué voy a trabajar? si mis padres no tienen nada, o con una educación para el servilismo y la obediencia, descreídos de sus posibilidades y potencialidades, el ímpetu de la juventud y reitero el ideal de justicia social, llevó a grandes masas que de una u otra manera, con un volante, con una reunión, desde una pequeña o más grande  organización colaboraran para cambiar ese orden social establecido.

 ¿Y qué pasó? Desde perder uno y todos los trabajos, a estigmatizar los familiares del “subversivo”, con una gran presión social desde todos los centros de poder: jerarcas, patrones, medios de comunicación, etc. etc. fueron  desarrollando estratégicamente un miedo a participar, a decir lo que se piensa, a opinar, a tener tal o cual relación.

 Sin abundar en detalles, que desde hace pocos años se están recuperando para la memoria colectiva, han pasado más de 40 años… 

Dónde, cuándo y cómo… desde el primer estudiante que fue baleado porque iba en una marcha, hasta la pregunta…de una madre, de una abuela que no se puede responder…

Cuando nuestro ciclo se ha cumplido y extendemos nuestras manos flacas a nuestro alrededor están nuestros seres queridos, familiares y amigos ¿qué tenemos para responder? No se sabe. 

Es costumbre que en una reunión se hable de “qué es de la vida de tal” ¿estudia? ¿trabaja? ¿tiene  hijos? Pobre de nosotros si un conocido, nada más que un conocido, tuviéramos que decir que fue a estudiar y despareció, y nadie sabe nada de él…

 ¿Qué lugar ocupan los hijos en nuestras vidas? ¿se puede dejar pasar...como si nada hubiera pasado? 

Es común ver a cualquier ser humano, todos nosotros sin excepción, nos enternecemos con un niño, su sonrisa, sus dientes, hasta sus moquitos, sus adelantos en la escuela, si canta, si baila, si juega en el baby o va a la natación. Nada de esto fue posible para las muchachas que parieron con dolor y bajo torturas, con picanas en la vagina, que además le robaron el bebé,  con los pechos llenos de leche y las manos vacías, además comunicándosele  que  el bebé se había muerto porque se lo habían robado y para que no lo busque. ¿Qué siente un padre, una madre, una abuela, un abuelo, un hermano que te desaparezcan “ese hijo, ese nieto”.  Así nomás, aquí no está, no sé. ¿Qué se sabe? ¿quién veía? ¿quién ordenaba? ¿quién  lo hacía? ¿qué difícil para un sobreviviente  contar a alguien ese horror vivido en carne propia? Y los que lo hacían, ordenaban, se preparaban en el exterior para torturar o eran expertos en tan eficientes métodos ¿no se acuerdan? Por mencionar una, UNA SOLA vivencia a que estuvo sometido el pueblo luchador y trabajador por el terrorismo de Estado.

 Si será difícil, que llevamos 21 marchas, gritando con el silencio, es más en muchos pueblos no hemos hecho ninguna ¿será el miedo que nos paraliza? ¿será que es más “saludable” para los nuevos paradigmas olvidar? Lo cierto es  que es injusto, que haya uruguayos y sorianenses  idealistas que los tiraron desde más de un vuelo al río, que los mataran en la tortura, enterraran con cal, les robaran sus hijos y sus nietos, y más y más…

Nuestra mayor solidaridad y compromiso con la causa de los detenidos desparecidos, por más verdad y justicia, MEMORIA para que nunca más en América exista un plan Cóndor terrorista para asesinar.  Ni olvido ni perdón, juicio y castigo a los culpables”.