(Por Enrique Lécaille) La cobertura que a diario realiza en Dolores el equipo periodístico de la Agencia Soriano de Noticias, @gesor, desde el tornado del 15 de abril, nos permite ser testigos de primera línea de la admirable demostración de respaldo y solidaridad que sigue llegando a las numerosas familias afectadas por ese terrible desastre natural que dejó como saldo 5 muertos, más de 200 heridos e incalculables daños materiales ocasionados en casas particulares, locales comerciales, instalaciones agroindustriales, educativas y deportivas, en un templo evangélico y en la emblemática sala del Cine Paz y Unión. En medio de tanta destrucción y angustia, hay muchos aspectos positivos por destacar.
A la par del trabajo que desde un comienzo realizan las autoridades, técnicos y funcionarios de distintas instituciones oficiales y privadas, varias brigadas de voluntarios -surgidas espontáneamente, movidas por el anhelo de servir y mitigar tanto dolor y tanta tristeza-, trabajan varias horas al día, repartiendo alimentos a los damnificados y a aquellas personas que participan de las primeras labores de reconstrucción. Unos donan ingredientes, otros preparan alimentos y bebidas y otros los reparten por toda la ciudad. Son grupos solidarios formados por personas de distintas edades y de distintas localidades, que se unieron sin pensar en sus eventuales diferencias sociales, ideológicas o religiosas, participando de esta loable tarea con alegría y transmitiendo al mismo tiempo un mensaje de optimismo, a pesar de las aflicciones que hoy afectan a la población doloreña.
Ver a estas brigadas repartiendo leche, café, chocolate, tortas fritas, y sobre todo palabras de aliento, es realmente conmovedor.
¡Cuánta fuerza y ánimo están mostrando los voluntarios que colaboran con las familias afectadas y con los demás colaboradores! ¡Y cuánto amor hay en todos esos clubes sociales, deportivos, organizaciones en general, que están enviando donaciones y personal para trabajar, desde todas partes!
Sin dudas el desafío que tienen por delante los doloreños es gigantesco, pero hay miles de corazones acompañándoles.
