Entre las opciones que el público pudo disfrutar anoche en el evento denominado «Navidad en Multiespacio Marián, una velada diferenteC, estuvo la integración del proyecto «Volver a empezar, con las manos en la masa» que llevan adelante internas de la Cárcel de mujeres, con el apoyo del Mides y el MEC, junto a la Policía Comunitaria.

Estuvieron presentes Ana Rosso de la ONG que dirige el programa, Giselle Graside coordinadora del Centro MEC Mercedes, los funcionarios de Policía Comunitaria Lilia Sosa y Fernando Ramos, junto a las internas Andrea, Eugenia, Iris, Mariela, María G, María y MARA que es travesti y desde hace veinte meses es puntal del proyecto.

¿Cómo surge esta posibilidad y cuánto hace que lo iniciaron?

«El proyecto comenzó hace veinte meses, a través del Mides, empezamos saliendo a los cursos de Computación en Centro MEC y luego surgió esta oportunidad de realizar curso de panadería y confitería. Todo ello para las internas de Cárcel de mujeres, en mi condición de travesti estoy en Cárcel de hombres, pero por mi género, mi forma de ser, participo con todas las actividades que hacen las mujeres».

¿Qué han aprendido hacer? ¿Dónde va a parar la producción?

«Los cursos se dan una vez a la semana, todos los lunes, a las 9.00 hora comenzamos a hacer la masa para budines, tortas de cumpleaños, galletitas y lo que elaboramos lo compartimos en la visita con los familiares, con los compañeros de celda. Nada lo vendemos, todo lo compartimos, hemos aprendido muchas cosas, a la vez de poder distraernos en este tipo de actividades. No sabíamos nada, aprendimos a usar una computadora, a hacer cosas de confitería y ahora a cocina avanzada. Para esta ocasión elaboramos budines que están a la venta, hay para diabéticos y celíacos, de distintos sabores como manzana, verduras».

¿Cuándo les toque slair estarán preparados para el mercado laboral? 

«Ojalá tengamos una oportunidad, hablando en nombre de todas las chicas, ya contamos con la intención del Mides de acompañar un proyecto que elaboremos en el grupo para trabajar en cosas de panadería, es un cambio de vidaC.

¿Sienten ese cambio de vida efectivamente?

«Llevo meses recluido, he tenido varias posibilidades, puedo decirte que la Cárcel me ha cambiado la vida, con este tipo de proyecto, pero también en materia de educación, ya que no pude terminar la Escuela por problemas de discriminación y estando en la Cárcel la terminé, y estoy haciendo primero y segundo de Liceo, hice curso avanzado de Computación, he aprendido mucho. Cuando salga tengo el diploma de Panadería y Confitería, puedo pedir trabajo en esas especialidades. Cuando tenés ganas de salir adelante y abrir la cabeza, es posible cumplir con la pena que corresponde y rehabilitarte, a mi me sirvió y esta actividad de hoy que no está socializando, es un gran paso. 

Teníamos nuestros nervios por la reacción de la gente y hemos sido tratados de excelente forma, la gente compró los productos. Ahora estamos pensando en hacer algo para las fiestas tradicionales, todo lo que pidan podemos elaborarlo, deben comunicarse a través del cel. de Ana Rosso 099 971 295, estamos dispuestas a hacer estos productos».

En cuestión de género, ¿cómo es la convivencia?

«Tengo 30 años y siempre he tenido claro mi sexualidad, soy el único travesti en la cárcel de hombres soy consciente de ello, estoy en en pabellón con 16 compañeros y tengo excelente relación, me cuidan mucho, tanto la Policía como los encausados me respetan y cuidan, nunca he sufrido falta de respeto, por que me sé dar el lugar y ubicarme».