En la sede del Plenario Intersindical de Soriano se desarrolló conferencia de prensa en la que se dio a conocer la posición de la central de los trabajadores a nivel nacional sobre el momento que vive el país y la necesidad de profundizar los cambios. La Presidenta del PIT Soriano, Carolina Silva dio lectura al informe que incluye la plataforma reivindicativa. La actividad se llevó a cabo en el marco delparo general parcial a nivel nacional convocado por la Central Obrera. En la Mesa acompañaron a Silva, Eduardo Rodríguez, Martín Cardozo y Juan Antonio Legorburo.
Marco general
Las debilidades del sistema capitalista, manifiestas en una nueva crisis general, ponen en jaque la economía mundial, dejando a la vista un modelo que nos sigue demostrando que se agota en si mismo, porque la acumulación de la riqueza y la concentración cada vez en menos manos, solo genera crisis y desigualdad, al decir de Mahatma Ghandi “El gran problema de la humanidad es la concentración de la riqueza en unos pocos países desarrollados”
En este marco, paralelamente, los trabajadores organizados, nucleados en el PIT-CNT, entendemos que nos enfrentamos a un nuevo proceso histórico político, tanto en lo nacional como en lo internacional, en el cual existe, centralmente, la idea de unificar criterios ideológicos y procurar una alternativa común para la transformación de la sociedad, en pro de beneficiar al conjunto de la humanidad.
Desde la perspectiva del concepto de profundización democrática, esta visión, alienta la participación de vastos sectores en la discusión acerca de cual es el rumbo a transitar como nación, como sociedad, como país, en función de los avatares internacionales y las cuestiones locales propiamente dichas.
Pero la participación en si misma considerada no garantiza a ningún sector, la incidencia en los grandes temas que hacen al desarrollo, por lo cual los lugares de participación deben procurarse con esfuerzo, dedicación y fundamentalmente generando credibilidad a través de la coherencia en la acción.
Nuestra organización ha desandado a lo largo de sus 45 años de historia, el escabroso camino de la lucha, siendo un actor determinante en la vida política de nuestro país, lucha que nos ha permitido consolidar ámbitos de negociación colectiva, tanto en el sector público como en el sector privado, que han abierto las puertas, a partir del 2005, a un nuevo tiempo.
Pero hecha la ley, hecha la trampa, no basta con lo escrito en un papel si luego no se cumple, en tal sentido reconocemos los avances en la legislación laboral pero continuamos exigiendo el cumplimiento a cabalidad de las normas
vigentes por parte del gobierno y de algunas ramas de actividad en el sector privado.
Nuestra visión sobre el desarrollo
Somos conscientes que a partir de la nueva legislación, el componente más significativo, ha sido la creciente responsabilidad del movimiento sindical, en cuanto a plantear una alternativa de modelo de país popular y nacional con carácter profundamente internacionalista, que contemple las necesidades de los más amplios sectores y las grandes mayorías populares, empleados, obreros, pequeños productores, pequeños comerciantes, desocupados, marginados, etc.
Porque no es posible concebir el desarrollo de un país sin la inclusión social como buque insignia, el desarrollo sostenido solo es posible si la riqueza se distribuye igualitariamente en función del nivel de participación de cada sector en la actividad que se realiza.
Una sociedad en desarrollo tiene como máxima significación, la movilización de toda su estructura productiva en función del bienestar general, lo cual implica la acción del Estado y el sector privado en una alianza estratégica que promueva la dignificación del individuo y la resignificación de los valores como eje principal, posicionando las convicciones humanas por encima de los intereses económicos.
Esto implica valorar el trabajo humano en su real dimensión y no únicamente en función de la plusvalía, plusvalor o ganancia que genera, ya que esta circunstancia es la que condiciona el aumento de individuos especializados.
A mayor nivel de capacitación y especialización del trabajador, disminuye la plusvalía, plusvalor o ganancia que produce, en función de lo cual es inevitable deducir que para el empleador que ubique el objetivo únicamente vinculado a sus intereses económicos, verá más adecuado a ello, subemplear al trabajador lo cual implica que por una actividad calificada le pagará menos de lo que la función impone.
Este aspecto es determinante para deducir el rol fundamental que cumplen los institutos como el INEFOP (Instituto nacional de empleo y formación profesional), en las políticas de capacitación y promoción del empleo. Lo que supone dos cuestiones trascendentes, la primera en cuanto a la capitación, es imperioso que los trabajadores tengan acceso al reconocimiento formal de la tarea que realizan y en segundo lugar porque el empleo que se promueva debe ser de calidad.
Estos dos elementos se unifican para determinar que, no podemos hablar de desarrollo, mientras no pongamos el énfasis en resolver los problemas generados a partir del subempleo, de los salarios de hambre que no contemplan las necesidades mínimas que genera el alto costo de vida y fundamentalmente el no reconocimiento de las capacidades que implican la incidencia de la fuerza de trabajo en la tarea realizada, mientras no tengamos la grandeza de reconocer que la torta debe ser repartida con equidad, mientras no pongamos en discusión el concepto “calidad de vida”, partiendo de la premisa de la igualdad en el acceso a los bienes y servicios estatales y privados por parte de toda la población, no podemos hablar de desarrollo mientras halla compatriotas viviendo en ranchos de lata y cartón.
Hoy se dice que para la cantidad de emprendimientos que existen, no hay suficiente personal capacitado, y este razonamiento simplemente demuestra que no se unifican criterios en función de un proyecto común de país, existen inversiones aisladas que no son parte de un paquete proyectado al largo plazo, es en ese sentido que va nuestra preocupación, porque no es sostenible una economía basada en la coyuntura internacional, sustentada únicamente en dos aspectos: a) en los precios internacionales que al momento determina el mercado para las materias primas y b) en los flujos de inversión extranjera, vinculados a intensos procesos de explotación de recursos naturales, lo cual implica al resumir ambos aspectos, la existencia de un gigante con pies de barro.
Por lo cual deducimos que la defensa de las empresas públicas, abarcativas de los sectores más estratégicos para el desarrollo de nuestra economía, es una cuestión de principios, deben mantenerse en la órbita del Estado. En tal sentido, es ineludible que un país agro exportador, con una extensa tradición en el sector cárnico, promueva la creación de un frigorífico nacional, en manos del Estado.
Y alentamos esta postura, fundamentándola en la máxima: “el Estado debe ser la locomotora del desarrollo”.
Afirmamos esto, porque en un proceso de crecimiento sostenido de la economía, que todos conocemos, y en función de profundizar el proceso de cambios que favorezca al modelo popular y nacional que promovemos, es imprescindible como condición sine quanon el rol que juegue el Estado.
Para ello es prioritario, desde nuestra visión, apuntar a:
1) Transformar nuestra matriz productiva en el sentido inequívoco de superar la dependencia económica.
2) Erradicar la miseria y combatir la pobreza, profundizando en políticas sociales, educativas y laborales que estén enmarcadas en función de un proyecto de país con un sostenido proceso de desarrollo.
3) Generar trabajo genuino, a través de políticas de formación profesional inclusivas para todas y todos los uruguayos.
4) Favorecer, desde el Estado, a través de inversión o crédito, emprendimientos productivos con la participación de los trabajadores, a través de los cuales se recuperen para el país, fuentes de trabajo y producción, que impliquen la génesis de nuevas formas de propiedad social no estatal.
5) Promover el sistema de compras públicas y la participación de los trabajadores en el diseño de los pliegos de las licitaciones y a su vez analizar las diferentes cadenas productivas y sectores económicos donde deben crearse nuevas empresas públicas al servicio de un programa popular.
6) Enmarcar la educación no en función del mercado, sino en función de impulsar la conciencia critica de individuos con capacidad de transformación real, protagonistas de un país en desarrollo hacia una sociedad diferente.
7) Dinamizar el mercado interno a través del aumento de salarios, pensiones y jubilaciones.
8) Defender y reivindicar la mano de obra nacional.
9) Comprometer nuestros máximos esfuerzos, en la defensa y concreción del Programa de Vivienda Sindical y apoyar todas las iniciativas que apunten a generar soluciones habitacionales para los trabajadores.
10) Creación de una Mesa Departamental de Desarrollo Productivo.
11) Generar condiciones a nivel departamental para discutir la accesibilidad a la tierra, considerando la misma como un bien social y que con un carácter asociativo, los trabajadores sean quienes produzcan y reciban las ganancias.
12) Reclamar el cumplimiento efectivo del convenio de 1946, sobre la Represa de Salto Grande, y en tal sentido, que se distribuyan las regalías que implican energía barata para la Región.
13) Reclamar, a través de los mecanismos orgánicos del PIT-CNT, al Gobierno Nacional, que sea considerado en el cálculo del Producto Bruto Interno, los ingresos que generan los trabajadores de la Cultura.
Nuestra visión sobre las inversiones
Si hablamos de un programa popular y nacional, para profundizar en las transformaciones democráticas hacia la consolidación de un proceso de cambio, es indudable que en el ámbito de las inversiones debemos comprometer al Estado.
Concebimos al Estado, como hacíamos referencia ut supra, como una locomotora para el desarrollo del país, en tal sentido, estamos firmemente convencidos que el papel del estado en cuanto a invertir en emprendimientos genuinos que generen trabajo de calidad y mano de obra calificada, es imprescindible.
Y esto lo decimos en el marco del referido crecimiento económico sostenido, que ya lleva más de 8 años, la cuestión central es deducible, si el Estado no fortalece la matriz productiva a través de inversiones de largo aliento que involucren a toda la sociedad, el crecimiento económico será una anécdota de la época.
Para ello es ineludible, profundizar en el conocimiento existente acerca de la base productiva de nuestro país y de los enormes cambios producidos en ella, citamos a modo de ejemplo la composición del producto bruto que generamos, cuanto queda y cuanto se va para el exterior, el papel de las trasnacionales, el rol de las zonas francas, la tenencia de la tierra y los altos niveles de extranjerización, los principales grupos exportadores, la industria frigorífica, los productos del agro, el sistema financiero, el boom de las importaciones, la composición de las clases sociales, el vínculo existente entre las mejoras de salarios e ingresos, el impacto medio ambiental, etc.
Y aquí nos detenemos en la caracterización de las inversiones a las que aspiramos, dejando en claro que no nos oponemos a las inversiones privadas, por lo contrario, estamos convencidos que las inversiones privadas son necesarias, la cuestión es en que condiciones se dan.
Nosotros entendemos que las inversiones deben encastrarse en el proyecto de país, no pueden estar desprendidas de lo que la sociedad uruguaya necesita en clave de presente y futuro, ello supone el fortalecimiento de la matriz productiva a través de inversiones que apunten a ciclos productivos completos y que del compendio de ganancias que surjan, quede un gran porcentaje en nuestro departamento.
Esto implica que nuestro país no continúe exportando materia prima, generando un ciclo perverso de destrucción de nuestro medio ambiente y un perjuicio para las generaciones futuras. Y aquí queremos puntualizar, que como habitantes de este planeta nos cabe la responsabilidad de cuidar el lugar donde vivimos, no solo por nosotros sino también por los otros, las políticas medioambientales son fundamentales en el marco de la discusión sobre el carácter de las inversiones que se avengan a instalarse en nuestro país y en nuestro departamento en particular.
Y en referencia a nuestro departamento, debemos mencionar que, la reciente discusión de la crisis que atraviesa el sector citrícola en nuestro departamento, que ha impulsado la movilización de los trabajadores, los pequeños productores y todo el sistema político, ha dejado al desnudo una dramática situación que se traduce en la ausencia de inversiones reales.
Por lo que no nos pesan prendas en este planteo, porque la cantidad de salteñas y salteños que trabajan en empleos que no son de calidad y por los cuales no perciben salarios acorde a la realidad, nos imponen reflexionar sobre la visión estratégica y largoplacista de las inversiones privadas que vengan a Salto.
Paralelamente, esta encrucijada ha puesto de manifiesto, que existen cuestiones en común para los diversos sectores, en perspectiva de mejorar el departamento, para lo que entendemos como impostergable la creación y consolidación de una Mesa de Desarrollo Productivo.
Este ámbito debe ser parte de un proceso y en si mismo una señal, de crecimiento, de madurez política, debe ser un ámbito integrado por trabajadores, productores, políticos, instituciones como la Universidad de la República, la Universidad de Trabajo del Uruguay, el INEFOP, la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, los empresarios; la génesis de este espacio, propenderá a la edificación de una sustentable construcción de la matriz productiva departamental.
Esto es lo que nos compromete a que debemos asumir la responsabilidad de promover la industrialización de nuestro departamento y del Uruguay, propendiendo al desarrollo de ciclos productivos completos que se inicien y finalicen en nuestro país, y como lo referenciabamos, para coadyuvar a este proceso, el Estado debe desarrollar el sistema de compras públicas que facilite la colocación de los productos finales, independientemente de la capacidad de exportación.
Conclusión
Como trabajadores aspiramos a un programa popular y nacional, a un país con desarrollo sostenido, con carácter inclusivo de todos los sectores productivos, a un Estado transformador, dinámico, profundamente democrático, a una sociedad con igualdad de oportunidades para todos, desde una visión humanista y socialista, donde el trabajador no sea un producto más del mercado sino protagonista y constructor de un orden social justo.