Monseñor Carlos María Collazzi Obispo de Mercedes, brindó su mensaje de Navidad:
"Querida Familia Diocesana: "Llenos de alegría y esperanza, recibimos una vez más la gran noticia: “¡No teman, porque les anuncio la buena noticia, la alegría para ustedes y para todo el pueblo: hoy, en la Ciudad de David, les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!”
Aquellos humildes trabajadores del campo, recibieron la noticia y fueron rápidamente a Belén, y encontraron al Niño en un pesebre porque para Él, no hubo lugar en la posada.
¿Dónde lo encontraremos hoy? ¿A dónde debemos ir rápidamente para encontrarlo nosotros? Lo encontraremos si en primer lugar abrirnos el corazón al desafío de su mensaje de amor.
Lo encontraremos en nuestros hermanos, especialmente en los pobres y todos aquellos que padecen necesidad o sufren.
Nos podemos encontrar con El cada vez que dos o tres nos reunimos en su Nombre. Lo descubrimos en su Palabra de vida y en sus gestos. Nos encontramos con El en los Sacramentos, en especial el Sacramento de su Misericordia, el Sacramento del Perdón y Reconciliación. Nos encontremos con El de manera maravillosa en la Eucaristía en la que se hace presente para alimentar nuestros corazones hambrientos de vida plena.
Con toda la Iglesia hemos iniciado el Año Santo, Jubileo de la Misericordia. “La Misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. El no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano” (MV 9)
El pasado domingo 13, domingo de la Alegría, abrimos las “Puertas de la Misericordia” para entrar a vivir juntos a los hermanos el Amor que Dios nos tiene; y a salir a proclamar que es eterna su misericordia y tratando de ser misericordiosos como el Padre.
Con la Iglesia afirmamos que el “Año Santo lleva consigo las riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la visita a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella” (MV 16)
A Todos les auguro de corazón un Año Santo pleno de Bendiciones. Vivido contemplando el Rostro de Dios misericordioso, a Jesús nacido en Belén para darnos la salvación. ¡Viviendo las así llamadas obras de misericordia!
Con mi saludo quiero ser muy cercano, a tantos Hermanos que tienen el rostro desfigurado, al triste, desanimado, enfermo o preso, a los que han perdido las ganas de vivir, al que todo lo ve oscuro. ¡La luz del Niño nacido en Belén vence toda oscuridad y tiniebla!"