Con la presencia de delegación llegada desde Montevideo con integrantes en su mayoría de la FUCVAM y también de la FEUU, se desarrolló la quinta jornada solidaria en el Espacio Memoria que está construyéndose en la zona Este de la rambla de Mercedes, en recuerdo a los detenidos desaparecidos de Soriano.
Esta actividad tuvo como homenajeada a la mercedaria Elba Gándara Castromán.
De acuerdo a la investigación iniciada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) se encuentra probado que Juan Enrique Velázquez Rosano, y su esposa, Elba Lucía Gándara Castromán fueron secuestrados en la madrugada del 18 de febrero de 1977, mientras se encontraban descansando en su domicilio de la calle Hilario Lagos Nº 466 o 476, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Que en el domicilio irrumpieron aproximadamente 12 personas vestidas de civil, fuertemente armadas, pertenecientes al Ejército Argentino. El grupo se presentó en el domicilio junto a Heber Eduardo O´Neill Velázquez, sobrino de Juan Enrique Velázquez, el cual había sido secuestrado tiempo antes. Cabe recordar que en 2013 fueron identificados los restos de Heber O’ Neill.
Durante el acto se dio lectura a mensaje enviado desde Holanda, de uno de sus hijos, Fabián Velázquez Gándara a la Comisión Memoria, Justicia y contra la Impunidad de Soriano, en el que manifiesta: “Gracias por el trabajo que están realizando en Mercedes y todo Uruguay. Como ya sabes, yo vivo en Holanda desde 1977, hablo tres idiomas y el castellano es el peor. Todo consecuencia del camino, el rumbo que tomó mi vida después de la dictadura.
Cuando salí de Argentina lo único que sabía escribir era “ala”. Andábamos escondiéndonos de una casa en otra. La situación era imbancable y mis padres decidieron volver a la casa por que el 18 de febrero estaba Lucy, mi hermana mayor, de cumpleaños.
Lo que en aquella noche para mí tenía que ser un día feliz, una fiesta, se transformó rápido en el trauma más grande de mi vida. Lo que ocurrió esa madrugada del 18 de febrero de 1977, influenció toda mi vida.
Hasta el día de hoy sigue influenciando mi vida y la de mis hijos y esposa; toda mi familia.
Pero por suerte estamos en vida y podemos contar la historia.
A mi madre muy joven le taparon la boca y la vida. Fue una mujer a la cual no le gustaban las injusticias. Quería un mundo más honesto, con oportunidades para todo el mundo.
Un mejor futuro para sus hijos. Una simple idea de igualdad le costó la vida. Hoy me siento orgullo de ser su hijo, estoy orgulloso de saber que hay personas que aún la recuerdan.
Para mí, recordarla es mantenerla viva. Un abrazo”.