Entre las urgencias de ese año turbulento, Aurelio González, el jefe de fotografía del diario, tomó la precaución de esconder el archivo gráfico. Logró ingeniándoselas para sacar del país parte de ese valioso archivo, y esconder el resto. Dejó parte importante del acervo fotográfico del diario, en un escondite seguro, dentro del edificio Lapido, donde estaba ubicado el diario. Al restablecerse la democracia González regresó a buscar los negativos, pero las obras de refacción a que fue sometido el edificio le hicieron pensar, durante mucho tiempo, que se habían perdido para siempre. En 2006, una nueva remodelación en el edificio y la precaución del joven que los encontró, hizo que Aurelio González se reencontrara con ese valioso archivo. Cajas y cajas de negativos en muy buenas condiciones con un material gráfico valiosísimo para ilustrar esa época significativa del país.
El material pasó en custodia del Centro de Fotografía de la Intendencia Municipal de Montevideo (CDMF). Se compone de 79 latas de negativos de 35 milímetros, utilizadas en las décadas de 1960 y 1970, tres bolsas de plástico y una caja de cartón. Aproximadamente 70 mil negativos que luego de ser seleccionados pasaron a formar parte del libro “Yo fui testigo” que reflejan los escenarios de batalla callejera donde los ciudadanos de a pié enfrentaron a la dictadura en los años 60 y 70.