17 de October del 2015 a las 19:19 -
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Grupos Pro Vida del Uruguay, a la opinión pública
Este sábado se cumplen tres años de aquella triste jornada en la que el Parlamento decidió, por ajustadísima mayoría, aprobar la llamada ¨Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo¨

(Comunicado). Este sábado se cumplen tres años de aquella triste jornada en la que el Parlamento decidió, por ajustadísima mayoría, aprobar la llamada “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Y aunque el tiempo ha pasado, la realidad y la convicción no han cambiado: esa ley continúa siendo una espina en el desarrollo moral y social de nuestro pueblo.

Porque, entendámoslo: el aborto no es el problema de una mujer lejana, y de un padre lejano, con un hijo que ni ellos ni nadie llegarán a conocer. El aborto nos mata a todos de a poquito, nos adormece la conciencia, nos hace cómplices silenciosos de un hecho terrible que se pretende adornar con florcitas y hacerlo pasar como un derecho. Uno de los más grandes atropellos al Derecho a la Vida y fiel representante de la “cultura del descarte” de nuestra sociedad, se disfraza de solidaridad, de progreso, de bondad. En el camino van quedando niños, madres, padres, familias, y vamos construyendo una sociedad excluyente.

Es ya sabido por todos que la ley fue aprobada bajo consignas falsas. Basta recordar, por ejemplo, los 33.000 abortos anuales que manejaban sus promotores, desmentidos en las cifras oficiales que han arrojado estos años de aborto legal, y, por supuesto, todo el mito creado alrededor de la relación entre mortalidad materna y aborto, demostradamente falso, con una mortalidad materna global que viene en descenso en nuestro país desde hace décadas sin haber sido producto de un cambio en el estatus legal o ilegal del aborto, y con una mortalidad materna por causa de aborto que ha tendido a cero antes de tener esta ley.

Pero no solo eso: si el aborto era un problema a atacar antes del 17 de octubre de 2012, la ley aprobada ese día ha recrudecido el asunto. Por principios y por resultados, estamos peor que antes. Por principios, la ley debe estar al servicio del ciudadano, de la persona humana, de la sociedad. Nunca la ley en contra de las personas, nunca la ley en contra del ser humano. Tras la aprobación de dicha normativa, Derechos Humanos fundamentales están siendo vulnerados y el Estado es cómplice, legitimando y promoviendo esta práctica, con el uso de dineros públicos aportados por todos los ciudadanos de este país. Un Estado que debería invertir sus recursos en promover el desarrollo de cada uno de sus integrantes, los utiliza para todo lo contrario. Y los resultados son desgarradores: en los dos primeros años, el Estado terminó con la Vida de 15175 niños uruguayos por nacer (con un crecimiento del 21,4% en el segundo año respecto al primero) y el porcentaje de mamás que decidieron continuar con su embarazo luego de pasar por el equipo multidisciplinario previsto por la ley fue de solo el 8% en promedio, según cifras del Ministerio de Salud Pública, a quien reclamamos por una pronta difusión de los datos de este tercer año. Aún más, la ley no ha logrado uno de sus supuestos principales objetivos: terminar con el aborto clandestino, observable en los numerosos bebés abortados encontrados en volquetas.

Entonces, vemos que lo único que ha logrado esta ley ha sido violar Derechos Humanos muy caros de los niños por nacer –a quienes se les niega el Derecho a la Vida-, de las madres –abandonadas en la más absoluta soledad-, de los padres –que ven negados sus derechos a la patria potestad- y de los propios médicos –calumniados y presionados-. Y nos preguntamos: si la ley es mala, viola tantos derechos y además no sirve para nada bueno, ¿por qué la tenemos en nuestro ordenamiento jurídico? Creemos que Uruguay debe replantearse la política que está siguiendo en la materia.

Antes teníamos una mujer embarazada que era dejada sola: sola por su familia, sola por su pareja o por el padre de la creatura. La sociedad no solo mirando para el costado, sino directamente juzgando. ¿Y qué ofrecía la sociedad, qué ofrecía el Estado? Nada, solo algunas ONGs que desde hace años brindan una labor solidaria excelente de contención, de apoyo, de amparo, a chicas embarazadas en condición de gran vulnerabilidad. ¿Y qué cambió desde 2012? La madre embarazada en condición de vulnerabilidad sigue más sola que nunca, estigmatizada, presionada por la familia, presionada por el ambiente, presionada por sus miedos y sus penas, y por una sociedad deshumanizada que no se interesa, salvo las mismas ONGs. ¿Y qué ofrece el país, ahora? Aborto, aborto y más aborto. Y las causas que llevan a las madres a esa práctica no son atacadas, que no tienen nada que ver con su hijo –que tiene Derecho a Vivir-, sino con el contexto social que les dificulta proseguir con su embarazo sin que las echen de la casa, sin que las echen del trabajo, sin poder seguir estudiando, sin saber qué le van a dar de comer a su hijo. Y encima, con malos sistemas de adopción.

Por eso, lo que urge en el Uruguay es “despenalizar la maternidad”. Que ser madre no sea un “delito” sentenciado a pagar con tantas penas sociales, soledad, presión, estigmatización, angustia, costos injustos como renunciar al trabajo o al estudio. Por los motivos antedichos, no queremos que el aborto sea legal, pero tampoco queremos que ninguna mujer se vea tentada a abortar porque el país no tiene nada más que ofrecerle. Deseamos un Uruguay más humano y solidario, garantista de plenos derechos, con una ley de verdadera ayuda social a la maternidad, que también derogue la ley de aborto aprobada hace exactamente tres años.

Y porque cada mamá y cada bebé importan, convocamos e invitamos el próximo lunes 26 de octubre a las 18:30 hs. a homenajearlos en el Monumento a la Madre ubicado en la Plaza 1º de Mayo, donde soltaremos globos en homenaje a los bebés y dejaremos un arreglo floral a los pies del monumento en homenaje a las madres. Tras ello, invitamos a un acto en la antesala de la Cámara de Representantes del Palacio Legislativo, donde contaremos con la presencia de legisladores de todos los partidos, así como de diferentes organizaciones de la sociedad civil que trabajan la temática de la maternidad y de impactantes testimonios de madres que han tenido que sacrificar mucho para dar a luz y criar a sus hijos.

A tres años de la ley de aborto, despenalicemos la maternidad.

Grupos Provida del Uruguay

 

Fotografía: montevideo.com.uy

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