(Por Enrique Lécaille) Hace unos pocos días, el 16 de julio, los uruguayos recordábamos la conquista de la Copa del Mundo de la selección celeste en Maracaná, en 1950, cuando los capitaneados por el “Negro Jefe” Obdulio Varela vencieron a Brasil, 2-1, enmudeciendo el gigantesco estadio carioca, con goles de Juan Alberto Schiaffino y Alcides Edgardo Ghiggia, en lo que se considera como la más grande hazaña en la historia del fútbol mundial. Este jueves 30 de julio, por su parte, se conmemora la final del Primer Mundial de la historia, cumplido en Montevideo, ganado por la selección uruguaya, dirigido por el coloniense Alberto Supicci, que superó a la Argentina en ese último cotejo del certamen, 4-2, en el Estadio Centenario, que había sido inaugurado unos días antes. Los goles uruguayos fueron de Pablo Dorado (puntero derecho de Bella Vista, Pedro Cea, Santos Iriarte y Héctor Castro. Aquella primera Copa del Mundo no tuvo una instancia preliminar de clasificación, pero vale destacar que la FIFA había designado como sede a Uruguay, en razón de ser campeón olímpico. Esto permitió a nuestro país ser anfitrión de la primera Copa del Mundo en momentos que se conmemoraba el centenario de la independencia nacional, lo que llevó a su vez a las autoridades a bautizar como “Centenario” a su principal escenario deportivo, diseñado por el Arquitecto Juan Antonio Scasso y transformado luego en Monumento histórico del fútbol mundial, un estadio levantado en apenas medio año, aunque no estuviera pronto para el partido inaugural. Hay muchos anécdotas relacionadas con la primera Copa del Mundo de la historia y en particular con la construcción del Estadio Centenario, como por ejemplo que uno de los albañiles que participaron de sus tareas fue un joven oriundo de Cerro Largo, quien con los años se convertiría en Director Técnico de la selección uruguaya en otra Copa del Mundo: el melense Ondino Viera.
Además del Estadio Centenario, en el Mundial de 1930 se utilizaron el Estadio de los Pocitos, perteneciente a Peñarol, y el Parque Central, del Club Nacional.
En ese primer Mundial se anotaron en total 70 goles y participaron 13 selecciones nacionales, llegando a las semifinales Uruguay, Argentina, Estados Unidos y Yugoslavia. Para el partido final, presenciado por 93mil espectadores, se estima que desde Buenos Aires viajaron entre 10.000 y 15.000 aficionados argentinos. Con ese título de 1930, Uruguay ratificó el predominio que tenía entonces a nivel mundial, ya que había sido dos campeón olímpico (1924 y 1928), en Colombes y Amsterdam, respectivamente. Tanto en esos dos Juegos Olímpicos como en el Mundial de 1930 el Capitán de la selección celeste fue el zaguero José Nasazzi, recordado y homenajeado a través de los nombres una calle de Montevideo y del estadio de Bella Vista.