La muerte del joven Marcelo Montero Rodino abre un campo de análisis muy amplio, porque no se trata de un típico caso policial, sino que es parte del submundo de cómo funciona la vida en la calle y que por estas horas plantea uno de los desafíos mayores de su carrera para el magistrado actuante.
Es que nos animamos a decir que tanto en la órbita policial como judicial, existe el convencimiento que la persona detenida como sospechosa de haber sido quien hirió mortalmente a Montero Rodino, es ésta, pero claro, eso no alcanza, hay que probarlo fehacientemente y hasta el jueves en la noche no alcanzaba lo que había, incluido el hecho que el detenido dijera tanto en la sede policial como en lo judicial, haber sido él el que lo atacó, pero poco después relata algo totalmente incongruente con ello, lo que desorienta a investigadores y a quienes toman parte de la audiencia en la sede judicial.
Se trata de una persona que tiene antecedentes, o sea que ya fue imputable en otro momento, él sabe lo que está bien y lo que está mal. La actitud dominante y depravada desde lo sexual mostrada en reiteradas ocasiones antes y últimamente, de acuerdo a testimonios recogidos por @gesor, la ejerce con menores o con personas indefensas y se estima que algo de ello puede haber ocurrido, ya que el alcohol en este tipo de personas, juega su papel.
¿QUE FUE LO QUE REALMENTE PASO?
A pesar de los esfuerzos policiales y judiciales, aun no está claro que fue lo ocurrió, es que supuestamente en la escena había tres personas, de las cuales el que podría decir algo coherente es el que está muerto. El agresor no es coherente con su relato y el tercero es un cuidacoches que como testigo no sirve, no está en condiciones de aportar nada coherente, o sea que no hay testigos hasta el momento.
La versión que @gesor ha ido tratando de armar y sin que ella sea efectivamente así, la hemos generado a partir de recoger testimonios de familiares y conocidos, así como indicios recabados en la zona. Montero Rodino salió de su casa alrededor de las 2.30 horas del miércoles, con rumbo a comprar cigarrillos en un kiosco que funciona frente al local de Radio Patrulla. Previo a llegar al lugar se habría encontrado con dos personas (el detenido y principal, sospechoso y el liberado en la noche del jueves), que estaban bebiendo vino, se habría incorporado el joven a la postre fallecido, y allí se habría desencadenado una discusión que podría tener episodios previos en la misma noche y en la tardecita, y el agresor le habría asestado una puñalada retirándose del lugar corriendo. Resta conocer si ello ocurrió en la vía pública o dentro de la finca de una mujer que mantendría relaciones con el sospechoso. ¿Cuánto de sustento puede tener este relato? Hay algunos indicios que podrían darle credibilidad a la historia. Que fue comprar cigarrillos y a ese lugar, fue lo que manifestó él antes de salir a un familiar. En esa zona se encontraron rastros de vómitos que se condicen con lo hallado en su estómago en la autopsia. Un par de rastros de sangre junto a un camión estacionado en el lugar. Y un elemento que perfectamente puede ser determinado por un profesional médico, ¿cuánto puede recorrer una persona con tamaña herida antes de caer como ocurrió, poco antes de la puerta del local de Radio Patrulla? Sin dudas que metros y eso significa que el hecho ocurrió en esa zona, metros más o metros menos de la dependencia policial. Y la finca en cuestión está a unos 25 a 30 metros de la puerta de Radio Patrulla. La escena puede circunscribirse a lo sumo en esa cuadra, allí alguien puede tener algo que contar.
UN CRIMEN DESDE LO IRRACIONAL
"No da para rebuscarlo mucho, la cabeza no les da"; "el testigo presencial no existe, no está en condiciones de discernir nada"; "todos son de andar solos, los dos detenidos podían estar juntos, el joven Marcelo no encaja con ellos", fueron algunos de los conceptos que fuimos recogiendo del diálogo con profesionales de la medicina.
Y después otros conceptos que tienen que ver con la realidad social, "ese submundo sórdido de los cuidacoches"; "ese margen socio cultural deficitario, de situación de calle, de la discriminación"; "a esto no podemos darle una elaboración con la cabeza de nosotros, ya que no hubo premeditación, fue un momento en que sintió que debía hacer eso lo hizo y ta"; fueron frases que nos quedaron de esos diálogos.
Lo que ha ocurrido, "es parte de ese submundo que la gente no entiende que existe y que hay que cuidarse en la calle, es la realidad que tenemos, la gente piensa que esto pasa en la periferia de Montevideo o de Buenos Aires, hay un nivel marginal social, sub cultural, es un tema más complejo desde una visión social", indicó una personal vinculada a la rama mental de la medicina y que prefirió mantenerse en el anonimato por precaución.
Por último, señalar que cuando en @gesor manifestamos que el caso está policialmente aclarado lo hacemos de acuerdo al seguimiento que desde que se tomó conocimiento del hecho venimos realizando, significa que a nivel de los investigadores existe el convencimiento pleno que es esta persona quien agredió al fallecido, no existen dudas, pero luego viene la otra parte, el probarlo a nivel judicial, conseguir ese nivel de semiplena prueba para poder procesar, esa es otra parte de la historia. Lo que está claro es que acá no hay "perejil" como se dice cuando marcha preso alguien no fue el responsable.
No alcanza con que esta persona haya aceptado ser él quien agredió al joven Montero Rodino, como se fue corriendo del lugar, ni siquiera debe saber que lo mató, porque cuando huyó estaba con vida. Faltan testigos, los indicios surgidos de pericias no alcanzan, la incoherencia del relato del sospechoso no ayuda, en resumen, no hay pruebas contundentes a nivel judicial para procesar, eso sí, hay una persona muerta y que merece que se haga justicia.