Miguel Millán “ex edil, ex dirigente, ex militante del Frente Amplio de Soriano” reflexionó sobre la derrota electoral sufrida a manos del Partido Nacional. Millán ya ha sido crítico del desempeño político y electoral del Frente Amplio local, ahora profundiza en algunos conceptos al afirmar: “lo oí personalmente en el 2005 y 2010, y me aseguran que se oyó también en este enero del 2015 cuando se debatió en la interna frenteamplista la presentación electoral hacia las municipales, de boca de uno de los dirigentes históricos: “¡Con este FA no quiero ganar la Intendencia!”.
Compartimos lo que Miguel Millán escribió bajo el título “Elecciones en Soriano (al sur del río Negro, bajo litoral oeste del Uruguay)”.
“Esta es una reflexión de un ex edil, ex dirigente, ex militante del FA de Soriano, ahora dedicado tiempo completo a escribir antes de que sea tarde. ¡Abrazo emocionado a los frenteamplistas de mi patria chica, o sea: Mercedes, el Palo Alto y el Mondongo! Miguel Millán.
Allí están los números, los porcentajes. El Frente Amplio perdió 4 ediles. El Partido Nacional ganó 22 ediles (8 que responden a la lista mayoritaria que apoya al intendente electo Agustín Bascou, continuador de Besozzi, 5 ediles más de pequeñas listas que también apoyaban su candidatura y 9 ediles del rival interno, Gustavo Lapaz). O sea, Bascou contará con 13 ediles propios, necesitará el voto de 3 ediles más para lograr la mayoría simple y 8 para las mayorías especiales. El Frente Amplio tendrá 7 ediles. ¿Con quiénes negociará Bascou?
El FA tuvo 44 % de votos en octubre de 2014, ahora en mayo bajó al 21 %. El PN en cambio había obtenido 32 % y ahora obtiene el 60 %. El Partido Colorado bajó de 13 a 8. Y el Partido Independiente que había obtenido 2 % no presentó listas para las municipales.
Si hacemos las sumas y restas nos da que el PN recibió votos del 5 % de colorados, más el 2 % del P. Independiente y 20-23 % de votos frenteamplistas.
¿Qué ocurrió? Una posible respuesta es la polarización que se produjo en la interna del Partido Nacional entre Bascou y Lapaz. Y la certeza, por parte del electorado sorianense, de que ganaría el PN. Las campañas publicitarias de ambos candidatos blancos consumieron muchos minutos de radio y televisión y muchos centímetros de prensa escrita, más los millares de impresos, volantes, folletos, cartelería, centenares de horas de móviles parlantes.
Las calles estuvieron invadidas, de hecho y de derecho, por los activistas blancos de los dos bandos. Parecía, daba la impresión de que se sacarían las muelas por un voto. Mientras que el local central del FA, por ejemplo, permanecía abierto pero languidecía sin la presencia militante de otrora.
Fue así, se pudo percibir a simple vista y olfato de buen cubero, ese 20-23 % de votantes frenteamplistas de octubre-2014 se volcaron a incidir en la interna blanca con dos argumentos muy contradictorios: ayudar a desplazar a las huestes de Besozzi considerando de que son unos “oligarcas” (tanto él como Bascou son productores agropecuarios); y por lo contrario: evitar el retorno de Gustavo Lapaz al sillón de Intendente. Hasta se pudo oír una lejana aspiración a que Lapaz dejara sin efecto la fiscalización del uso del casco. ¿Estos votantes, evaluaron política e ideológicamente cuán cerca o lejos del programa y los principios del FA estuvieron y están ambos candidatos blancos? ¿Cuántos, en qué porcentaje se repartieron unos y otros? ¿Se sabrá algún día? ¿Vale la pena saberlo?
Intuyo sí, queda muy claro, y en reiteración real en las últimas tres elecciones por lo menos, que importan mucho los candidatos, el carisma, la atracción, las propuestas concretas para el aquí y ahora; y el trabajo en equipo. No importa cuál sea el equipo ni qué tipo de trabajo. Se sabía de ante mano, en Soriano los votantes del FA en octubre y noviembre resultarían golondrinas que irían a emigrar en mayo hacia el PN.
¿Qué medidas tomaron los dirigentes frenteamplistas locales previendo este panorama que se había reiterado en el 2005 y en el 2010? Repitieron la misma, idéntica rutina: como no podemos hacer nada contra la corriente, conservemos lo que tenemos. Tenían la banca de diputado y un puñado de ediles. Ante el reclamo reiterado de habilitar tres candidatos a la intendencia, solamente permitieron dos. Dos candidatos esforzados, disciplinados, leales. Después, a lo largo de los cinco años entre una elección y otra, cada edil trabaja por la suya, casi sin coordinar con el resto de la bancada, y el diputado barre todo el departamento asegurándose la reelección. Trabajo en equipo, coordinado, desarrollo de pienso para relevar concienzudamente el entramado sociológico, la estructura y la superestructura económica, los cambios socio-económicos; formación y promoción de nuevos cuadros políticos, jóvenes y mujeres sobre todo, proyectándolos para constituirse en el relevo necesario (cuando veamos el escrutinio circuito por circuito y comprobemos una vez más que en las mesas de los jóvenes es donde el PN ganó por más votos, lloraremos sobre la leche derramada) brillan por su ausencia en Soriano –aunque me temo que lo mismo ocurre en mayor o menor medida en todo el país.
Luego, lo oí personalmente en el 2005 y 2010, y me aseguran que se oyó también en este enero del 2015 cuando se debatió en la interna frenteamplista la presentación electoral hacia las municipales, de boca de uno de los dirigentes históricos: “¡Con este FA no quiero ganar la Intendencia!”
¡Hay que barajar y dar de vuelta, no queda otra! Se aprende más de las derrotas que de los triunfos, aunque podríamos, humildemente, también aprender de las experiencias frenteamplistas del litoral al norte del río Negro”.
Miguel Millán