20 de March del 2015 a las 23:41 -
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Ciencia y espiritualidad con Solange Gerona
“Todos los médicos alguna vez han tenido una sensacion de vacío”. La visión de una autoridad nacional de la salud que concilia los conocimientos científicos de su profesión con los de su corriente espiritual.

(Por Enrique Lécaille) La Doctora Solange Gerona, Jefa del Servicio de Hepatología del Hospital Militar de Montevideo y del Programa Nacional de Transplante Hepático de Uruguay, estuvo en Mercedes, donde dictó una conferencia sobre “Relaciones”, como informara @gesor, y donde compartió algunas de las enseñanzas que ha podido recoger a través de sus viajes a la India y del camino interior que un día decidió recorrer, cuando la búsqueda de respuestas y consuelo la llevaron a golpear otras puertas, más allá de la ciencia. “Nací en Montevideo, pero pasé mi infancia y mi adolescencia en Rivera, donde estuve viviendo hasta que me fui a estudiar medicina”, nos dice con una sonrisa, dejando aflorar el significado especial que para ella tiene la ciudad fronteriza. 

-Doctora: Usted alterna su profesión con un sendero espiritual. ¿Cuál es, exctamente?

“Es un camino de transformación, el camino de la Unidad (Oneness). En la visión de Oneness, la transformación interior y el despertar a estados superiores de conciencia no se dan como resultado de una comprensión meramente intelectual, sino a través de un proceso neurobiológico en el cerebro, con lo que se redefine la experiencia de la vida desde su núcleo. Esto se logra mediante el proceso que activa la denominada energía Diksha”.

-¿Qué es Diksha, exactamente?

“Diksha en sánscrito significa bendición. Diksha o Oneness Diksha es una transferencia de energía que provoca un desarrollo de la conciencia”.

-¿Qué beneficios brinda en el receptor esa transferencia energética en su vida práctica?“

“Una serie de cambios favorables. Diksha genera un crecimiento interno, amplía la capacidad de apredizaje. El nivel de conciencia de una persona determina la calidad de su experiencia de vida. Por ejemplo la capacidad de manejar malentendidos en las relaciones interpersonales, las emociones que surgen cuando se nos diagnostica un problema de salud, el nivel de conexión con la gente alrededor, la alegría experimentada, la intensidad de la pasión en el trabajo. Cómo asumir estas experiencias depende de nuestro nivel de conciencia. A medida que aumenta la conciencia, uno entra en otro estado de atención consciente. Se genera así mayor alegría, unión y amor. Es decir vive una experiencia plena. Por eso el Diksha infunde armonía, vitalidad, sanación. Produce un aumento de la experiencia vital, un cambio de enfoque de la vida y sus distintas experiencias. Un cambio de las percepciones, lo que se refleja en un cambio de la realidad externa. Posibilita otras posibilidades de interpretación de esa realidad exterior. El mundo exterior no es más que un reflejo del mundo interior”. 

-La idea religiosa o el concepto de la Divinidad que pueda tener un aspirante a seguir ese camino, ¿puede ser un impedimento?

“En absoluto. Aquí nadie te está pidiendo que creas en algo”.   

-¿El uruguayo es muy prejuicioso frente a este tipo de actividades relacionadas con la fe?

“No, para nada. Yo creo que hay personas que pueden sentirse un poco incómodas. Es una incomodidad inicial que nace cuando se trata de tener que verse. Pero a eso no lo siento como un prejuicio. A todos nos incomoda que nos cambien el entorno, pero es en las zonas incómodas donde crecemos. Por eso en estos procesos siempre nos ponen en lugares incómodos. Nos muestra cosas de nosotros que no queremos ver. Pero eso es lo que nos hará crecer”.

-A priori alguien supondría que por su formación profesional usted podría no ser afín a un sendero espiritual, ¿Cómo le explicaría esto a los lectores de @gesor?

“Bueno, yo era atea. Sin embargo, sentía que había un amor más allá de mí hacia los pacientes. Algo que me trascendía. Ahí comencé a sospechar que había algo más que yo en mi realidad. Yo creo que todos los médicos y todas las personas en general en algún momento de su existencia han sentido un vacío, una sensación de desconexión, de horfandad. A veces eso se acentúa y entonces comienza una búsqueda. En mi caso el gatillo fue una separación con mi pareja sentimental. Me di cuenta entonces que estaba descentrada, que no tenía un centro de equilibrio que me permitiera  continuar con los desafíos de la vida. Y ahí dije: voy a un sicólogo, a chequear si hay un problema sicológico o espiritual. Pero encontré el Diksha. Más que buscar, encontré el Diksha, que me empezó a dar experiencias y respuestas que eran acordes a mi manera de ver la vida. Mi búsqueda se enfocaba a recuperar la niña feliz que había sido. Ése era mi motor. Hoy siento que eso es lo que sucede. Me puedo reír de mi misma, jugar, puedo crecer, puedo aprender, puedo evolucionar”.

-¿Dónde se origina todo este conocimiento?

“En la India. En ese país se creó una Universidad que busca que el hombre sea totalmente libre. Es una universidad donde uno aprende a ser feliz, fundada por dos visionarios, Amma y Bhagavan, que tienen una gran calridad de conciencia. La Universidad Oneness que ellos crearon enseña que cada individuo tiene la capacidad de florecer a un estado de conciencia diferente donde la libertad la compasión y el amor sea lo que fluye desde su interior, sintiéndose liberado de su pasado y capaz de amarse y amar. Para ello sufre un proceso que de última es un cambio neurobiológico. Yo tuve la oportunidad de ir a la India en el año 2006 y desde entonces he visitado varias veces a la Universiad Oneness, buscando profundizar mis conocimientos, con el propósito de lograr un despertar de la conciencia en la unidad. Me di cuenta entonces que mi vida se iba enfocando hacia el servicio”.

-Doctora Solange Gerona: ¿Cómo concilia estos dos grandes aspectos de su vida destinados a servir a los demás, aunque desde vertientes que parecen oponerse, es decir su profesión, cimentada en la ciencia, y el propósito de compartir ese aprendizaje interior?

“Actualmente estoy distribuyendo el tiempo en dos mitades. La mitad para los transplantes y la otra para esto, que es crecer yo y ayudar a crecer a otros”. 

-¿Son perfectamente compatibles entonces estos caminos, entonces?

“Es que en realidad es uno solo. Las realidades no son diferentes ni distantes sino que confluyen a una única realidad. Cuanto más profundizas en la medicina te vas dando cuenta que hay un montón de factores que no los podés controlar, que están más allá de la concepción materialista que prevalece en la sociedad. A dos pacientes diferentes, con la misma enfermedad, les suceden cosas distintas, por ejemplo, dependiendo de cómo está cada uno parado en la vida, si es feliz o infeliz, porque eso se termina reflejando en su estao de salud. A mí todo esto me ayudó también a aprender a escuchar al paciente. Muchas veces escuchar al paciente sana más que mil medicamentos. Y obviamente cuando estoy con un paciente, pretendo acompañarlo en su camino a sanar. Pero más allá de eso yo les ofrezco a mis pacientes que vayan a meditar. Y muchos de ellos lo haccen. Incluso muchos han ido a la India y se han sumado a esta corriente”.

-Usted se ha especializado en el transplante del hígado, un órgano que muchos consideran como el centro de las emociones...

“Uno, sin darse cuenta, es guiado. Y busca sanar en otros de lo que está enfermo. Cuando yo estaba estudiando en la Argentina, especializándome, una compañera me pregunta: ¿vos te das cuenta que el hígado es el centro de las emociones? ¿vos preguntaste alguna vez a los pacientes que tienen una falla hepática fulminante qué les había pasado antes? Entonces comencé a preguntar a los pacientes si habían tenido en sus vidas algún evento emocional intenso, importante. Y a todos les había pasado algo, situaciones bisagras en sus vidas. Y por ahí también me fui dando cuenta de las cosas que me sucedían y me ayudó a estar del otro lado”.

-Sin emargo, ustedes, los médicos, nos recomiendan tener cuidado con las emociones, para no afectar al corazón...

“En realidad el corazón y el hígado están íntimamente relacionados. Lo que se dice es que el hígado tiene que entregarle al corazón. Y si el corazón está cerrado, el hígado está enfermo”. 

-¿Cómo reacciona la sociedad en general frente a la donación de órganos?

"Mira, primero habría que decir que a diferencia de muchos países de América Latina, en materia de conciencia la sociedad uruguaya está bien. Lo vemos en las acciones sociales. La sociedad en general en nuestro país es sumamente solidaria. Y se refleja en que Uruguay tiene  la tasa de donación más alta que todo Latinoamérica. Eso sucede porque es un país solidariio. Y eso habla de un nivel de conciencia”. 

-¿En líneas generales cómo está funcionando el Programa nacional de Transplante Hepático?

“El Programa de Trasplante Hepático funciona con un alto grado de dedicación, de profesionalismo, de conciencia, de querer brindar un servicio de excelencia en todos los aspectos a nuestros conciudadanos, con resultados comparables a los centros internacionales”.

-Gracias, Doctora.

"Muchas gracias a ustedes. Mercedes es una ciudad que yo quiero mucho y espero seguir viniendo".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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