17 de February del 2015 a las 13:58 -
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La clave de Sol: mucho amor por el baloncesto
Con más de medio siglo en el deporte del cesto, Sol Charruti compartió con @gesor algunas de las experiencias de su trayectoria, como por ejemplo una vivencia poco conocida: haber sido capitán de la selección uruguaya juvenil.

(Por Enrique Lécaille) Se llama Sol, igual que su padre, otro gran deportista mercedario. Después de una agotadora temporada como entrenador de Racing, formando dupla con su amigo Eduardo “Tito” Allio, Sol Charruti disfruta de un merecido descanso junto a su familia, aunque ya está pensando en el inminente retorno, porque en unos días comenzarán las prácticas de las divisiones formativas. Y es que el básquetbol es una constante en su vida. 

Por sus méritos, primero como jugador y luego como entrenador, nuestro entrevistado integra esa galería de figuras casi legendarias de un deporte que le ha dado continuas alegrías a Soriano. 

-¿Cuándo comenzó tu vínculo con el básquetbol, Sol?

“Desde muy temprana edad. Empecé a jugar al básquetbol en el año 64, o sea que hace 51 años que ando metido en este deporte”.

-¿Dónde comenzaste?

“Comencé haciendo un poco de chiveo en el Club Racing, porque en aquellos momentos nosotros vivíamos en lo que hoy se llama Calle Cassinoni y Ferrería. El básquetbol todavía era muy incipiente en el club y no se le daba la importancia a las inferiores. Era la época de la Primera y la Reserva. Lo que más hacíamos en Racing era jugar al baby-futbol. Pero ese mismo año, teniendo yo doce, mi familia se trasladó a Calle Detomasi y Zapicán, así que empecé a ir al Club Remeros, que me quedaba cerca. Hacía básquetbol y todos los deportes que se practicaban en Remeros”.

-Un club que defendió tu padre, con gran éxito, siendo campeón de remo y de básquetbol...

“Es cierto. Mirá lo que son las cosas, hace unos días, revolviendo unos papeles encontré un diploma que certifica que mi padre fue el primer entrenador oficial de básquetbol recibido en Soriano. Es un diploma de la Federación Uruguaya. Yo no sabía que él había hecho un curso como entrenador en aquellos tiempos. Además, como jugador, integró selecciones de Soriano junto al “Ruso” Morales, los Cazzola, Viñuela, Maglia, entre otros”.

-¿Te fuiste entonces a Remeros junto a tus hermanos, Carlos y Milton?

“Sí, ellos también pasaron a Remeros”.

-Después de jugar en Mercedes, lo hiciste  en Montevideo. ¿Cómo fue ese pasaje por el baloncesto capitalino? 

“Bueno, lo que sucede es que terminé el liceo y si quería seguir estudiando me tenía que ir a Montevideo, como lo hice. Y allí jugué en Universitario. Tuve la suerte que me llamaran para una selección de Montevideo y posteriormente a una selección juvenil de Uruguay, para jugar unos partidos contra Argentina. Creo que era la Copa del Río de la Plata”.

-Sabemos que llegaste a ser el capitán de aquella selección...

“Sí, es verdad. A la selección la dirigía el padre de Carlos Peinado. Honestamente, yo pensaba que no me convocarían, pero para mi sorpresa, no sólo que fui citado sino que además en el primer partido me dieron el banderín para que se lo entregara al capitán adversario. En ese momento no lo podía creer. Fue una sensación impresionante. Me emocioné muchísimo, porque yo era un canario que estaba solo en Montevideo y que te dieran semejante distinción era  un honor muy grande para mí”. 

-¿Qué compañeros tenías en esa selección uruguaya?

“Estaba Daniel Wenzel, Jorge Garretano, Jorge Campaña, Roberto Viñoly, Monterroso. Muchos de ellos después brillaron en sus respectivos clubes, como “Mahoma” Wenzel en Trouville, Garretano en Aguada o Campaña en Atenas. Para mí fue muy importante haber estado con toda esa gente. Y en su momento me permitió saber que los jugadores del Interior estábamos al mismo nivel que los que estaban en Montevideo”.

.Por aquellos años Mercedes fue subsede del Mundial de Básquetbol: ¿Alcanzaste a ir al torneo?

“Pude ir, sí, pero no a los partidos de la sede que se jugó en Mercedes. Había estado en Mercedes unos días antes al Mundial y vi entrenar a los italianos y a los mejicanos, pero tuve que volver a Montevideo y allí sí vi algunos partidos”.

-¿Qué estabas estudiando en ese momento? 

“Me había anotado en Medicina, pero se me complicó, por el difícil momento político y económico que estaba atravesando el país. Me retiré y probé en odontología, pero no pude tampoco, por ese clima que se estaba viviendo en Uruguay, así que terminé regresando a Mercedes”.

-¿Viniste directo a jugar al básquetbol?...

“Mirá, cuando regresé de Montevideo me vino una depresión enorme, porque había tenido que dejar de estudiar, y entonces no quería hacer nada. Pero por esa época hubo un llamado para participar de un concurso de la Lucha Antituberculosa y yo me presenté. Tuvimos que hacer unos trabajos en el Hospital, como práctica, y después ir a Montevideo, a rendir exámenes. Ingresaban sólo dos postulantes y yo tuve la suerte de ser uno de ellos. A partir de ese momento me dediqué a trabajar en Mercedes, aunque hubo una época durante la cual opté por trabajar en los dispensarios móviles, que consistía en sacar placas por todas las localidades del país. Yo, por ejemplo, comencé trabajando en Carmelo y luego seguí por todo el departamento de Colonia, San José, parte de Maldonado, hasta que tomé la decisión de retirarme y me vine definitivamente a Mercedes”. 

-Tu hermano Milton también jugó en Montevideo...

“Sí, en Aguada. Antes de irse a estudiar a Montevideo, nosotros le preguntábamos que iba a estudiar y él respondía que deseaba estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Nosotros le insistíamos, preguntándole de qué iba a vivir, pero él se mantuvo con su propósito y lo cumplió. Pero era un buen deportista. Milton había salido campeón nacional con Soriano en Pando, contra Paysandú, marcando en la final a Viola. Cuando Milton pasó a jugar en Aguada, se encontró con Viola y fueron campeones del Torneo Federal, en 1976. Allí estaban también Garretano y Viñoly, con quien habíamos compartido la selección que te mencionaba, y que eran un poco los grandes referentes de ese Aguada campeón”.  

-¿Puede decirse que de los tres hermanos Charruti el menos inclinado al deporte era Carlos?

“Sin dudas. Él estudió en la Escuela Agraria y después fue a la Escuela lechería, en Florida. Le gustaba más el fútbol. Pero evidentemente era al que menos le gustaba el deporte. Te cuento una anécdota, al respecto: Estábamos en Racing preparándonos para enfrentar a Sandú, en un partido decisivo, porque el ganador sería  finalista con Esparta, pero Carlos no aparecía. Entonces me subí a la moto y fui a buscarlo al Barrio 33, donde el vivía. Llegué y me lo encontré haciendo un asado y tomando un vinito. Eso te puede dar la pauta de lo bohemio que era. De todas formas, aquella vez dejó el asado y el vino y se fue a jugar”.

-Los tres hermanos coincidieron en Racing jugando en Primera División con la dirección técnica de Sol Charruti padre: ¿cómo fue vivir aquella experiencia de formar parte del plantel casi toda la familia?

“Eso fue muy impresionante. Una experiencia única”. 

-Era un Racing que buscaba ganarse un lugar en un básquetbol muy competitivo, ante equipos que ya tenían su historia...

“Sí, es así. Ahi estaban “Masa” Arricar, Ricardo Cereijo, Tica Cabrera, José Santana. Gonzalo Galvete, Reyna, los Lozano, Había una cantidad de gurises del club, como la “Polla” Delgado. Además eran muchachos que no sólo jugaban al básquetbol, sino que siempre estaban haciendo algo por el club. Y en lo deportivo, llegamos a estar en las primeras posiciones, gracias al gran sacrificio que hacíamos, concurriendo a entrenar todos los días”.

-Racing había crecido y luego de mucho sacrificio había podido levantar su gimnasio...

“Hubo mucho sacrificio en eso. Recuerdo que para recabar fondos se asaban vaquillonas en plena calle y se vendía asado con cuero, por Calle Roosevelt, es decir por lo que hoy es Wilson Ferreira Aldunate, entre Braceras y Cassinoni. Recuerdo también que el eslogan de la campaña decía Racing quiere techo, póngale la chapa”.

-Pero más allá de Racing y de tu pasaje por Montevideo tuviste ocasión de jugar muchos años por la selección de Soriano...

“Sí, eran las épocas muy lindas de los campeonatos del Litoral y los campeonatos nacionales. Teníamos mucha actividad, porque terminábamos con nuestros clubes en el torneo local y seguíamos con la selección. Recientemente hubo una reunión de entrenadores en Paysandú, de todo el Litoral, y uno de los temas que tuvimos abordando fue el de reflotar toda esa actividad. En Argentina siguen jugando los nacionales y nosotros deberíamos hacer lo mismo para seguir fomentando el baloncesto”. 

-Indudablemente como jugador te tocó un momento histórico, imborrable, del básquetbol mercedario...

“Sí. Todos los equipos eran parejos y había partidos hermosos. Recuerdo un partido entre Esparta y Sandú, que superaron los 120 tantos, en una época en la que no había triples. Pero, claro, en Sandú jugaban los Koster, Mayor, Rochón,  los López en Esparta, Rolando Domínguez, Raúl Zubiaurre. Era impresionante”.  

-Después coincidían en la selección, como tú decías.

“Exacto. Y eso iba generando que se creara una relación de amistad con compañeros de otros equipos, algunos de los cuales incluso se habían ido de Mercedes por alguna razón, pero volvían a la selección. German Haller, por ejemplo, nunca nos dejó a pie. Él siempre vino a jugar. Cuando estaba en Argentina, hacía sus cientos de kilómetros para ponerse la camiseta de Soriano. Siempre con su sencillez”.

-Jugaste también con Carlos, el hermano de Germán, que hoy es el Jefe de Seguridad del Presidente Mujica...

“Otro gran compañero. Recuerdo que después de ser privado de la libertad, por razones políticas, cuando quedó libre, pidió pase y jugó por Independiente. Salió entonces un campeonato nacional en Salto y allí coincidieron otra vez los hermanos Haller con la selección, porque Germán se fue de inmediato a Salto. Eso fue muy emocionante. En esa época, Carlos se tenía que presentar en el cuartel todos los días. Yo, que biológicamente soy madrugador, me levantaba temprano y nos íbamos con Carlos a la plaza, frente al hotel, y desde allí íbamos al cuartel. Él se presentaba y luego regresábamos a entrenar. Así o hicimos mientras duró el torneo. Manteníamos unas charlas muy interesantes, por todo lo que él había vivido, y en ese momento teníamos tiempo de conversar”.

-Después de haber jugado en Remeros, con los años tuviste la ocasión de defender al eterno rival de los costeros...

“Sí, estuve un par de año en Praga. Jugué con Guillén, los Guastavino, Nieto. Quería pedir pase para Racing, pero no me lo dieron, así que me tuve que ir un año a jugar a Fray Bentos. No sabía a qué club ir y al final me incliné por Caju. Yo no tenía mayor interés en jugar. Simplemente lo hacía para poder pedir pase para Racing, pero se entusiasmaron con mi llegada y armaron un buen equipo. Ahí estuve con Viñuela. Fue otra linda experiencia”.

-¿Cuál fue tu mayor alegría en el básquetbol?

“Son tantas que es difícil responder eso, pero creo que una de las alegrías más grandes fue cuando Racing salió campeón por primera vez, en el año 90, con un equipo que tenía un corazón tremendo. Tuve el inmenso honor de ser el Director Técnico de ese plantel pero también jugaba. Conmigo estaba trabajando Roberto Domínguez y el preparador físico era Pascual Carozo, que hizo un trabajo excepcional. Tito Allio era uno de los jugadores. En ese momento yo no lo valoré tanto al título alcanzado, pero con el paso del tiempo, recordando y analizando el nivel de los rivales, fui tomando conciencia de lo que habíamos conquistado. Pero otra alegría importante fue haber sido campeón nacional juvenil con Soriano en el 65, siendo prácticamente un niño, porque apenas tenía 15 años. Teníamos un cuadrazo, con jugadores como la Gata García, el Bocha Caresani, Jorge Sáez, Rolando Domínguez, Sergio López, Brossard y nos dirigía el Pato Vanerio. Otra satisfacción enorme fue haber salido campeón con Soriano, casi en el ocaso de mi carrera, en la década del 80”.  

-¿Cómo definirías al básquetbol por la importancia que ha tenido en tu vida?

“El básquetbol es una razón de vida. A mi edad sigue siendo un factor fundamental de mi existencia. Ahora, como entrenador, es una motivación diaria.  Por suerte tengo a mi lado en el club a Eduardo Allio, Álvaro Polero o Belén Russo, que son excepcionales y que me dan lo que yo necesito cada día; la fuerza de la juventud”.

Perfil

Nombre completo: Sol Alberto Charruti Blanc

Lugar y fecha de nacimiento: 8 de enero de 1949 (en Mercedes)

Clubes (como jugador): Remeros, Universitario de Montevideo, Racing, Praga, Caju de Fray Bentos, Central Entrerriano de Gualeguaychú.

Clubes (como Director Técnico): Racing, Bella Vista de Dolores, Anastasia de Fray Bentos, Unión de Cardona y Sandú. 

Títulos como jugador: campeón varias veces con Remeros (4 títulos consecutivos, entre otros), Praga y Racing

Títulos como Director Técnico de mayores: 1990, 2008 y 2010 (siempre con Racing)

Campeón varias veces a nivel de las categorías formativas

Fotos: @gesor

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COMENTARIOS
Enviado por: Gustavo
Un grande Sol. En el deporte y en la vida. Felicitaciones.
Enviado por: Hugo Guillinea
Terrible nota , un grande Sol , referente de nuestro basquetbol .

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