En el año 2009, el mercedario Joaquín Verde, escribió un libro titulado "Quiero tener una razón para morir" y entre las personas a las que se los dedicó está Daniel Sturla y sobre él, Joaquín dice: "el que cambió mi idea de los curas. El discípulo de Jesús que más clara tiene las ideas de Don Bosco. El amigo que escucha yno escatima Nones cuando entiende que uno puede estar errado. El amigo que me generó más calenturas en mi vida y que a la vez significaron más enseñanzas".
Esta es la definición de Joaquín Verde sobre quien algo más de cinco años después es designado como Cardenal por el Papa Francisco, quien a su vez en febrero 2014 lo había proclamado a Daniel Sturla como Arzobispo de Montevideo.
Y fue precisamente Daniel Sturla quien escribió el prólogo de aquel libro de Joaquín y allí expresa: "Entre todas las experiencias humanas una de las más hermosas que la vida nos regala es la de la amistad.
No en vano el Hijo de Dios hecho hombre, en la cena de su despedida, llamó a sus discípulos "amigos".
Esta es la primera palabra que me viene al intentar hacer un prólogo a estas páginas escritas con el corazón por Joaquín Verde, el Mono, un amigo que encontré en estos años que he pasado por la comunidad salesiana del Juan XXIII.
Me llamó la atención desde que lo conocí. De pensar en seguida: "qué buen tipo", a pensar más adelante que este buen tipo era medio loco, pero un "loco lindo". De esos locos lindos que son capaces de hacer vivo el Evangelio porque se escapan de los moldes ynos desacomodan muchas veces. Algo así como los "locos de Cristo", que en la iglesia rusa son como profestas, temidos por algunos y venerados por otros. Con la diferencia que Joaquín no sólo habla, escucha, y con una sonrisa y un abrazo termina la discusión másardua, como alguna que otra que hemos tenido en estos años.
Las experiencias que Joaquín narra y las reflexiones que nos hace, tienen la fuerza de alguien que vive plenamente; estudio, trabajo, deporte, entrega por los otros, noviazgo y ahora matrimonio y preciosa familia... hay nombres propios entrañables y un lugar que tiene también su rostro: Villa García.
Lindas páginas entonces para leer, compartir y aprender". P. Daniel Sturla sdb.