(Por Enrique Lécaille) Como estaba programado, llegó este martes a Mercedes el candidato a la Presidencia de la República por la Unidad Popular, el Profesor Gonzalo Abella. Tras arribar a la capital sorianense, Abella dio a conocer a @gesor algunas de las propuestas principales de su fuerza política y lamentó que la campaña esté llevándose adelante como si se tratara de un “torneo deportivo”.
-¿Qué impresiones le está dejando la campaña electoral, Abella?
“Es una campaña electoral muy a la uruguaya. Lamentablemente algunos la encaran todavía como si se tratara de un torneo deportivo, defendiendo cada cual su camiseta, pero sin profundizar sus ideas, sin entender que el Uruguay está cambiando, y en algunas cosas está cambiando para mal, y que hay problemas urgentes que requieren miradas nuevas. Y a veces miradas viejas, que se han olvidado. Es una campaña en la que no se polemiza, en la que no hay profundidad. Y por eso la Unidad Popular está tratando de dar otro enfoque, para que la campaña sea reflexiva y no de consignas, canciones y banderas, simplemente”.
-¿Y lo están logrando?
“Lo estamos logrando a pequeña escala. En algunas partes del Interior hemos logrado espacios de debate, en radios y canales cable. Nosotros somos muy respetuosos de las diferencias. Si no hay un candidato presidenciable que quiera discutir con nosotros, bienvenido un candidato a edil, bienvenido un candidato a diputado. Todo ser humano es siempre un portador de ideas y es mucho más enriquecedor para la ciudadanía un intercambio de ideas que un monólogo, sobre todo que la ciudadanía no es especializada en temas políticos, entonces lo que necesita es ver cómo el discurso de los distintos candidatos es confrotado respetuosamente. A eso lo hemos logrado en pequeña escala, pero no lo hemos logrado en los grandes medios”.
“Aspiramos a tener varios diputados”
-Tras su gestación: ¿en qué estapa de su proceso se encuentra la Unidad Popular? ¿Ha pasado ya su etapa embrionaria?
-“Yo creo que la Unidad Popular a esta altura ha conquistado un hecho irreversible: existe y ya es indestructible. Cuando nos juntamos lo que era la vieja Asamblea Popular y los grupos nuevos que se integraban, estábamos construyendo un programa común. Por arte de magia, la construcción democrática del programa reforzó los vínculos de confianza mutuos y la convicción de que el programa de la Unidad Popular es posible y es necesario. Nosotros aspiramos a tener unos cuantos diputados, pero aunque no fuera así el programa de la Unidad Popular es lo que el país necesita, porque algunos dicen que somos un programa de izquierda, pero no es de izquierda, únicamente. Incluso gran parte de nuestras banderas las hubieran compartido hoy si vivieran aquellos viejos líderes blancos y colorados del siglo XIX que fundaron los partidos tradicionales y que fueron al campo de batalla a defender sus ideales y que bajaban pobres del gobierno, porque creían en lo que hacían. La Unidad Popular está recogierno también aquella vieja ética, la dignidad de aquellos políticos, banderas que tuvo alguna vez el batllismo y que tuvo también el ferviente patriotismo de los blancos”.
-Si hay tanto desencanto con el Gobierno del Frente Amplio, como lo pregona su fuerza política: ¿Por qué la Unidad Popular y otros partidos menores, esos “hermanos de intemperie”, como usted alguna vez los definió, no han visto reflejado un importante crecimiento en sus filas?
“Hay un problema, que es una de las culpas históricas de la cúpula del Frente Amplio: haber matado la esperanza. Cuando uno mata la esperanza, la gente por un tiempo no vuelve a creer. Simplemente dice: “son todos iguales, que se vayan al diablo”. Entonces la gente reflexiona y dice: “bueno, entre los que pueden ganar, yo voto el menos malo”. La intención de voto que se mide en las encuestas puede ser fidedigna en cuanto a la resolución que hace hoy el ciudadano, pero lo que no mide es un hecho importantísimo de la política uruguaya: la pérdida del entusiasmo. Por ser más veterano, yo recuerdo el fervor de aquellos actos del Frente Amplio. Recuerdo también el fervor que convocada Wilson Ferreira Aldunate. Eso hoy ya no existe. La gente vota el menos malo. Volver a creer es lo complicado. Por eso cuando la Unidad Popular remonta toda esa desesperanza ciudadana, para nosotros es bastante complicado, porque no tenemos medios económicos para contratar un espacio en la televisión. Aun así te digo, cuando yo veo en todo el país cómo se sacrifica nuestra gente para que los dirigentes podamos viajar, alojarnos y tener un plato de comida, uno siente que ante eso no podemos defraudar. La Unidad Popular no debe defraudarlos. Y esa es una carga enorme que tenemos entre nosotros mismos, es decir la propia vigilancia implacable entre nosotros mismos para que nadie tenga una “agachada”, porque así fue como empezó desgraciadamente el deterioro del Frente Amplio, con pequeñas concesiones, con pequeños acomodos, y terminó en la debacle que es hoy, hundiéndose peor que Pluna. Y nosotros no queremos que pase eso. Preferimos crecer despacito, con la verdad en la palabra, con la mano tendida, con la transparencia. Por eso mismo le decimos a la ciudadanía que antes de ejercer su derecho al voto conozca los referentes locales de la Unidad Popular, si son gente honesta, si son buenos padres de familia, si son buenas madres, es decir que sepa quiénes somos los que integramos la Unidad Popular, para que vean que hay una manera diferente de hacer política, pensando realmente en el país”.
-Considerando lo difícil que es llevar el mensaje a la ciudadanía, como usted lo menciona: ¿Cuál es el principal objetivo con el cual encaran esta labor preelectoral?
“Llegar al Parlamento, para que allí se debatan temas que hoy se callan por parte de los cuatro partidos que tienen representación parlamentaria”.
-¿Por ejemplo qué temas?
“El tema de la corrupción, diciendo hasta las últimas consecuencias todas las responsabilidades. El tema del reasentamiento de la gente a la tierra, la recuperación de valores para la educación, la reforma agraria, el control de la Banca del Estado y del crédito usurario, créditos blandos para pequeños productore, que son quienes más están sufriendo, y la necesidad también de aumentar de inmediato salarios y jubilaciones”.
-¿Y de qué forma se puede lograr?
“Recuperando una fuerte política impositiva sobre los monocultivos forestales y sobre los sojeros no residentes”.
-Recién hablábamos de la campaña. Hay gente que dice que los políticos llegan al Interior sólo cuando están de campaña…
“Eso de que los políticos se acuerdan del Interior cuando vienen las elecciones no me alcanza, porque en lo particular siempre he estado viniendo. De este departamento yo conozco, por ejemplo, Villa Soriano, Dolores y otras partes del interior de Soriano. A Mercedes vengo al instituto de Formación Docente, a dar cursos de investigación. He venido también a presentar mis libros. Tengo queridos amigos acá, de toda la vida, pero reconozco que hay algunos políticos que hacen de la política una profesión para atornillarse a un asiento y vienen al Interior cuando llegan las elecciones”.
-¿Difiere mucho hacer campaña en Montevideo con relación al resto del país?
“Sucede algo muy significativo que yo percibo en las giras. Si vas a un barrio de Montevideo, la gente te pregunta sobre política nacional, pero en cambio, en el resto del país, de Canelones a Bella Unión, en cualquier lugar del Interior, a la gente le importa quien va a ser el diputado. Y eso ocurre por una sencilla razón. El montevideano tiene al diputado al lado para patalear. Saben en qué barrio de Montevideo vive, pero la gente del Interior sabe que el diputado se le escapa y se mete en ese palacio blindado que es el parlamento y después no lo ve por cinco años”.
Fortalecer el Congreso de Intendentes
-¿Cuál es su visión acerca de los gobiernos departamentales?
“Las intendencias tendrían que tener más capacidad de gestión y de administrar recursos que la que tienen hoy. Si nosotros lográramos una fuerte presencia de las intendencias en administrar directamente los fondos del Estado, el control ciudadano sería mucho mayor, porque un edil está mucho más controlado que un diputado, y ahí es más difícil hacerle trampa a la gente. La señora del edil sigue haciendo las compraas en el mismo almacén de siempre, sus hijos van a la escuela con los demás niños del barrio, y entonces es mucho más difícil para un edil trampear una resolución de la gente, como sí puede hacerlo un diputado, allá lejos y en el anonimato.
-¿Qué opina de las experiencias de descentralización que se están intentando en el país?
“Esto que se ha logrado es una falsa descentralización. El problema es que si vos le pagás un sueldo a los alcaldes pero no le das poder de resolución, lográs el efecto contrario. La gente le pone las quejas al alcalde y deja vivir mejor al diputado. El Congreso de Intendentes sí es una experiencia importante, porque de alguna manera ese organismo es un desacato al tremendo centralismo que desgraciadamente estable nuestra Constitución unitaria. Yo creo que fortalecer el Congreso de Intendentes es un aspecto importante desde el punto de vista de nuestra filosofía de descentralización”.
La huerta como materia
¿En materia de educación, qué propone fundamentalmente la Unidad Popular?
“Nosotros queremos, por ejemplo, que la huerta familiar sea sea una asignatura obligatoria en Primaria y en el Primer ciclo de Secundaria, tan evaluable como las matemáticas. Aquellos niños que no puedan hacer un cantero en su casa para que la maestra lo visite y les ponga notas, tendrán que reunirse con aquellos compañeros que sí puedan tenerlo o en su defecto la propia escuela tendría que proveerles el cantero. Eso nos parece importante, porque recuperar la agricultura familiar, orgánica, supone automáticamente un aumento en la calidad de vida, de la calidad de alimentación. Eso es recuperar la vida. Hay muchos valores por recuperar, como la sensibilidad, el valor de la familia campesina y la palabra obrera, que se daba y se cumplía”.
-La Unidad Popular se ha caracterizado por tener cierto recelo de las inversiones extranjeras. ¿Cómo concebir otro modelo de país, sobre todo en esta época, cuando dependemos tanto de los proyectos y capitales extranjeros?
“En realidad el país no se puede cerrar al mercado mundial. Eso es lógico, y más en esta época tecno-dependiente. Necesitamos insumos tecnológicos, de todo tipo. Yo puede hacer agricultura orgánica, pero la gente necesita medicamentos que no se fabrican en Uruguay. Hay que hacer acuerdos, necesariamente, pero nosotros lo que queremos es no seguir de rodillas ante las transnacionales que saquean, sino tener un proyecto de país y después razonablemente negociar con las empresas inversoras. Esa es una de las grandes diferencias de la Unidad Popular con los cuatro partidos políticos que tienen representación parlamentaria. Ellos tienen un mismo concepto de país, un mismo proyecto, es decir que mande el mercado, que vengan las transnacionales y que hagan lo que quieran mientras nos den trabajo, y nosotros, en cambio, podemos desmotrar muy fácilmente, con pequeños proyectos de ley que ya tenemos armados, que se puede dar la misma calidad de trabajo y que tenemos tantos recursos de tierra fértil que bien podríamos negociar de igual a igual con las empresas. Pero, claro, si les dejamos las tierras a precios de remate, es lógico que las adquieran por ese valor”.
¿Y en cuanto a integración?
“Uruguay necesita integrarse a lo que llamamos la Patria Grande, según el legado artiguista. Y debe explorar con pueblos que construyen y que tienen una política soberana internacional más soberrana que el nuestro. Lo puede hacer con esos estados que tienen una soberanía más digna, sin entrar a juzgar la interna, porque eso no le corresponde a la Unidad Popular (aunque algunos grupos dentro de la Unidad Popular tienen definiciones sobre ello, pero no así la Unidad Popular en general). La Unidad Popular habla de la soberanía particular de los pueblos y de la integración, midiendo de cada Estado, cómo es de soberano en su política internacional. Y nosotros creemos que tanto Bolivia como Venezuela, Cuba, en parte Ecuador y en parte Nicaragua, son países modelos para lograr con ellos una integración mucho más soberana con relación a la presión de los imperios”.
-Abella, usted que es un investigador y narrador de tradiciones: ¿cómo tomó lo que oportunamente dijo Cristina Fernández respecto a la figura de Artigas, de ese Artigas que usted ha estudiado en profundidad, cuando dijo que nuestro Prócer deseaba ser argentino?
“La presidenta argentina dijo una cosa cierta, pero de manera totalmente equivocada. Artigas tenía la vocación de la Patria Grande. Cualquier ciudadano argentino que haya pasado por la escuela pública argentina sabe que el nombre de su país viene de “argenta”, palabra latina que designa el metal, la plata, en alusión al Río de la Plata. Artigas, como decía, tenía la vocación de la Patria Grande, pero el juego de palabras que ella utilizó al decir que Artigas quería ser argentino, resultó infeliz. Para un argentino era obvio que se refería al Río de la Plata, pero para un uruguayo fue una ofensa. Como emisora de un mensaje, debió tener en cuenta los códigos del receptor”.