La Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV) presentó, en el pasado mes de julio, informe sobre la siniestralidad durante el primer semestre de 2014 en nuestro país , datos que ya han sido difundidos por los medios de comunicación a nivel departamental y nacional.
De enero a junio, en 181 días, hubo 15.000 personas lesionadas y 274 fallecidas en siniestros de tránsito, 3 cada dos días, informó el Presidente de UNASEV, Gerardo Barrios.
Datos alarmantes, especialmente lo referido a la cantidad de muertes que ocurren los fines de semana, entre la hora 20 del viernes y las 8 de la mañana del lunes, período en el cual se produce la mitad de las muertes en accidentes de tránsito en estrecha vinculación con el consumo de alcohol.
De lunes a viernes las espirometrías positivas representan el 3,5% del total, pero los sábados aumenta a 9% y los domingos a15%.
Las víctimas fatales, de acuerdo al informe, son en su mayoría motociclistas, jóvenes (más de la mitad) y peatones. Entre ambos abarcan un 80% de los fallecidos en el tránsito.
Según estudios realizados por UNASEV, un 56% de los conductores y pasajeros de vehículos usa cinturones de seguridad en los asientos delanteros; la cifra desciende al 34% cuando se trata de los asientos traseros; casi un 83% usa casco, aunque en algunas ciudades esta norma se cumple en un % mucho menor y sólo un 23% de los motociclistas usa vestimenta de alta visibilidad.
Con respecto a los elementos de sujeción de menores de 12 años, sólo un 28% los usa.
Según datos procesados por la Federación Internacional del Automóvil, en nueve países de Latinoamérica en 2013 hubo 16 fallecidos cada 100.000 habitantes, el doble del promedio en Europa.
Conducir usando el celular o bajo los efectos de drogas ( legales o no) son tendencias que van en aumento.
Sin dudas, se trata de datos que deben llevarnos a una reflexión profunda, como colectivo, a redoblar las campañas de concientización y extremar los controles.
Las leyes están para ser cumplidas, nos gusta decir a todos, y con esa expresión parecería que el problema está resuelto; pero las estadísticas demuestran que existe una brecha amplia entre la teoría y lo que en realidad sucede.
Y la realidad es que día a día la sociedad debe lamentar la irreparable pérdida de vidas, en su mayoría jóvenes, o las muchas veces irreversibles secuelas producidas por siniestros en el tránsito.
Mientras sigamos mirando para otro lado, autoridades, encargados del control del tránsito, conductores y peatones, buscando argumentos y objeciones para evadir o no cumplir con la normativa sobre tránsito orientada a proteger la vida, éstos serán los resultados, unos resultados a los que tristemente nos vamos acostumbrando y frente a los cuales vamos atenuando, inconscientemente, el impacto ante las noticias de fallecimientos en siniestros de tránsito.
Se argumenta, en algunos ámbitos, que cumplir, controlar, exigir y fiscalizar el cumplimiento de todo lo establecido tanto en la Ley N° 18.191 de tránsito y seguridad vial, como en la 19.061 complementaria a la anterior, o incluso la Ley 19.120de Faltas, significa un perjuicio especialmente para las familias de más bajos recursos económicos.
Pero ¿existe mayor perjuicio, costo o daño para las familias, cualquiera sea su condición económica, que la pérdida de la vida de alguno de sus integrantes o el sufrimiento por secuelas de incapacidades permanentes?
Podremos estar de acuerdo o no con las normas de tránsito, podremos discutir si se adecuan o no a todos los puntos, localidades, barrios, ciudades o pueblos del país, en todo caso se deberá corregir en el ámbito y con las herramientas correspondientes; pero lo que no podemos ni debemos hacer, como ciudadanos responsables es enviar un mensaje que se contrapone con la intención de preservar la vida.
En el marco de la celebración de la próxima” Noche de la nostalgia”, este 24 de agosto, donde se produce la mayor movilización del año en nuestro país, quiero solicitar que se refuercen las medidas tendientes a la prevención de siniestros de tránsito, intensificar las campañas de sensibilización y concientización y extremar los controles y fiscalización del cumplimiento de la normativa referida al tránsito, vigente para todo el territorio nacional, para que esta jornada transcurra como lo que debe ser: una fiesta.
Solicito que mis palabras sean enviadas al Ejecutivo Departamental, a la comisión que considere pertinente, a la Jefatura de Policía y a las 18 Juntas departamentales restantes.